Los niños y jóvenes de Macul fueron los más beneficiados durante el año 2019, al ser 9 jardines infantiles y 2 colegios de esta comuna los lugares donde la Fundación Árbol Ciclo de Vida plantó cerca de 60 de árboles nativos, junto a familiares y amigos de personas por quienes se donó un ejemplar –huingán o quillay- en este caso, a través de una Tarjeta-Árbol en nombre de una persona que nació, falleció, o por agradecimiento, entre otros motivos.
Esta iniciativa fue posible gracias a un convenio firmado entre la Corporación de Educación de Macul y la Fundación Árbol Ciclo de Vida, organización que promueve la reforestación en distintas zonas de las urbes, carentes de vegetación y recursos. El objetivo es contribuir a mejorar la calidad de vida de todos sus habitantes y concientizarlos ambientalmente.
En este caso, la plantación de los árboles nativos se desarrolló en conjunto con una serie de actividades lúdico pedagógicas en terreno y en aula, para más de 250 niñas y niños junto a sus comunidades educativas, en una búsqueda por fortalecer la educación medioambiental y la generación de un plan de cuidados para los árboles plantados.
Cristian Villarroel, Asesor Ambiental de la Municipalidad y miembro del equipo de la Dirección de Medio Ambiente y que ha acompañado cada actividad de reforestación, señaló que el proyecto ha tenido muy buena acogida en los colegios y jardines, y destacó que “este proyecto se enmarca en las políticas medioambientales impulsadas por el municipio que buscan expandir la educación ambiental y las capacitaciones a las comunidades educativas para reforzar el compromiso con la naturaleza y el medio que los rodea”.
La inspectora general del Colegio Millantú Rosa Inostroza, enfatizó en la relevancia de hacer partícipes a las niñas y niños en la actividad para desarrollar en ellos el compromiso con el medioambiente y comprender el respeto y cuidado por los árboles, y señaló que “hoy plantamos un árbol que representa a Rosa Tapia, profesora fallecida con gran trayectoria en el colegio, muy querida por la comunidad escolar, que obtuvo logros educativos con gran esfuerzo y vocación que permitieron que nuestra escuela lograra notoriedad. Es por eso que este árbol nos dará la bienvenida cada día a nuestro colegio, recordándonos que cuando hay ganas todo se puede lograr, que los sueños se hacen realidad aún en la educación pública y que podemos trascender a través nuestros niños”.
Wendeline de Beer, voluntaria de la Fundación, manifestó que la actividad había sido muy emotiva por la presencia de muchos seres queridos de las personas a nombre de quienes se plantaron los árboles, y destacó que “los familiares sienten que con el árbol continúa la vida de la persona que se fue y es muy emocionante realizar esta plantación en un ambiente con niños, donde el ejemplar puede ser cuidado y a la vez entregar protección”.
